A veces el silencio es comarca
A veces el tiempo en latitud
y a veces deja de ser una simple distancia
entre el aqui y el ahora
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- VANESA RODRIGUEZ
- Soy Vanesa estudio en cordoba en Bellas Artes y mis obras son un reflejo de mi alma y mi alma sale por mis ojos y se reflejan en mi pincel
Vanesa Rodriguez
Los cuentos del soldado Lovaldo
Los cuentos del Soldado Lovaldo
Lovaldo y la Bruja del Pantano
Nunca pensó el soldado Lovaldo encontrarse frente a esta situación, cierto día en un bosque muy lejano se encontró en el medio de la nada, de un lugar casi inhóspito y cubierto de selva, donde solo se escuchaba el rugir de las fieras el agite de los árboles, el sonido de sus pies quebrando alguna rama seca rama caída en el follaje inmenso.
Claro esta, su objetivo era cumplir con la promesa y de alguna manera terminar su misión, derrotar a la bruja negra del pantano.
La tarde ya estaba prestando sus últimos claros de luz entre la espesa maleza, y a pesar de que a medida que la luz mermaba su valor iba en crecimiento y lleno de expectativas. Llego a lo que parecía un pequeño riacho que corría abriéndose paso por entre tanto verde y un pequeño claro donde acampar, comenzó por dejar su pesada mochila en el suelo, su poderosa escopeta de triple caño, reformada por el mismo, y solo se quedo con su espada de poder envainada en una prolija funda realizada así como su espada por los poderosos indios del norte de aquel universo lejano.
Poco a poco fue armando su pequeña carpa y recogiendo leños para preparar una pequeña fogata que lo abrigue y le dé claridad a esa noche que poco a poco solo dejaba oscuridad y llenaba de rugidos y sonidos de los más extraños a su alrededor.
Al correr de la noche noto como el frío del bosque dejaba caer el rocío sobre las hojas y como el rugir de las fieras mermaba, donde solo se empezaba a poder escuchar los árboles meciéndose por el viento...
Frente a tanta quietud repentina, acerco su Escopeta cerca de él y una risa muy lejana lo alerto de inmediato.
Comenzó a percibir como ese,ji ji ji ji, se iba haciendo mas fuerte y más cercano, como de repente el viento mermaba y solo diferenciaba de ese ji ji ji ji el aullido de los lobos a lo lejos, vio como las estrellas se iban colmando de nubes que poco a poco oscurecían todo aun mas y de repente en un abrir y cerrar de ojos sintió ese ji ji ji ji muy cerca suyo acompañado de un silbido como de turbina de avión que parecía pasar razante sobre su cabeza y un viento que logro despeinarlo apago las llamas frente a el...
El silencio colmo todo el paraje y una escalofrío corrió por su espalda.
Silencio, solo silencio y oscuridad a todo su alrededor...
Y de pronto todo se ilumino y frente a el estaba ella, la Bruja Negra del Pantano iluminando su lúgubre rostro granoso con su vara de poder maligno y esbozando esa sonrisa cruel y esa insoportable risa y solo se escucho en ese momento el insoportable ji ji ji ji.
Lovaldo inmutable y lleno de valor, levanto su ceja izquierda y solo se percibió su típica mueca y clavo su mirada penetrante en los oscuros ojos de la Bruja que no paraba de reírse hasta ese momento que Lovaldo poso su mirada en ella.
- Como te atreves a mirarme de ese modo y acampar en mis domiños – dice la bruja
- He venido aquí a terminar con tu maldad – dice Lovaldo
- Ji ji ji ji y quien te piensas que eres tu soldadito para poder terminar conmigo, La Poderosa y magnánima Bruja Del Pantano –
- Soy el soldado Lovaldo, poderoso guerrero y defensor de los débiles y llevo conmigo el valor y la magia suficiente para derrotarte –
Luego de pronunciar su nombre la bruja titubeo por un momento y se vio como su labio inferior parecía temblar y como trago saliva para no titubear al escuchar ese al soldado hablar, la Bruja por primera ves tenia un adversario digno.
- Que pasa Vieja Bruja, algo que dije callo tu risa y te a dejado sin aliento ¿?-
- Como te atreves a hablarme así, he escuchado de ti, he escuchado como destruiste el mal en miles de universos, pero este es mi mundo y no hay lugar para ti aquí –
Lovaldo, esbozo una sonrisa socarrona y dijo
- Tu tiempo y tu reino de codicia tendrá fin en este preciso instante, pondré fin a tu maldad, así que prepárate a morir horrible Bruja –
La Bruja del Pantano levanto su Vara al cielo nublado y rayos y centellas se vieron e iluminaron aun más el firmamento, sus ojos oscuros se tiñeron de un color rojo fuego, a lo que Lovaldo alertado por la situación ya con su arma cargada se puso en guardia y listo para la acción.
- Soldado Lovaldo, hoy será tu Fin, veras todo mi poder _ dijo la Bruja
- Dudo mucho de eso, Te haré Puré, te haré papilla y te dejare destruida como un gran pedo liquido en el aire. Una frase que siempre le gustaba decir al Soldado lovaldo antes de una batalla.
- La bruja enfurecida tiro un rayo hacia Lovaldo, que para esquivarlo tuvo que dar un gran salto y al mismo tiempo que se elevaba casi a 3 metros de altura con una destreza increíble disparo su escopeta de triple caño hacia la Bruja donde logro herirla en la mano que sostenía la Vara, haciéndola trastabillar y despojándola de la misma.
Lovaldo realizo una maniobra rápida para patear la Vara alejándola de la magia de ese cetro oscuro y fuente de gran parte de su poder.
El silencio volvió a cobrar vida en el bosque y se podía escuchar solamente la respiración agitada de Lovaldo y el gemido mezclado con su particular ji ji ji ji de la Bruja.
- - Me haz hecho enfadar Soldadito – dijo la Bruja – Ahora veras que no necesito de mi vara para destruirte- y seguido de eso su cuerpo empezó a transformarse y cobrar altura, una nube de polvo invadió el lugar y en pocos segundos el soldado tenia frente a el un enorme dragón con 7 cabezas que gruñían y destilaban fuego.
Lovaldo disparo unas diez veces su escopeta hasta quedarse sin municiones, puj puj puj y se dio cuenta que no lograba hacerle ningún daño
El terrible dragón descargo sus llamas hacia Lovaldo arrojándolo contra los árboles, hiriéndolo gravemente, pero el valor de este soldado era tan grande que no había llegado tan lejos para dejarse vencer tan fácilmente, recordó en ese instante todas sus travesías, todas sus aventuras y todo lo que había aprendido de los Indios del Norte y de la promesa que había hecho, todo eso lo hizo sentir fuerte y recordó la espada delos Indios, ese tesoro tan preciado, ese tesoro tan mágico.
De entre los restos de cenizas y árboles caído se vio como la figura del soldado avanzaba con ímpetu y energía con su espada dorada a gran velocidad hacia la temible bestia, comenzó una lucha feroz donde la espada cercenaba una y otra ves cada cabeza del adefesio maligno, poco a poco el cansancio los fue agotando y las heridas hacían sus movimientos cada ves más lentos, la bestia tomo forma de bruja, y la misma ya casi sin fuerzas fue cayendo al piso y con ella las estrellas empezaron a cobrar luz y las nubes a desaparecer, la Bruja estaba muriendo poco a poco, Lovaldo frente a ella y con su espada empuñada con ambas manos dio fin a la Bruja Del Pantano y las luces del amanecer llegaron, así como una tenue brisa que transformo a los Restos del a Bruja en cenizas que el viento se llevo lentamente.
Agotado, pero lleno de alegría el soldado Lovaldo emprendió su viaje de regreso, y mirando hacia el horizonte de aquel universo, pensó su promesa cumplida, sintió el agradecieminto lejano de los que había ayudado y su corazón se lleno de energía nuevamente.
Dicen los que alguna ves los que conocieron que esa no fue su ultima batalla, que a peleado centenares de luchas contra la injusticia y el mal en muchos universos, yo seguiré recopilando esas historias y tratare de seguirle los pasos a este valiente personaje para que todo el mundo y todo el universo conozca, las maravillosas historias del Soldado Lovaldo.
Fin
HUGO MIRAGLIA
Lovaldo y la Bruja del Pantano
Nunca pensó el soldado Lovaldo encontrarse frente a esta situación, cierto día en un bosque muy lejano se encontró en el medio de la nada, de un lugar casi inhóspito y cubierto de selva, donde solo se escuchaba el rugir de las fieras el agite de los árboles, el sonido de sus pies quebrando alguna rama seca rama caída en el follaje inmenso.
Claro esta, su objetivo era cumplir con la promesa y de alguna manera terminar su misión, derrotar a la bruja negra del pantano.
La tarde ya estaba prestando sus últimos claros de luz entre la espesa maleza, y a pesar de que a medida que la luz mermaba su valor iba en crecimiento y lleno de expectativas. Llego a lo que parecía un pequeño riacho que corría abriéndose paso por entre tanto verde y un pequeño claro donde acampar, comenzó por dejar su pesada mochila en el suelo, su poderosa escopeta de triple caño, reformada por el mismo, y solo se quedo con su espada de poder envainada en una prolija funda realizada así como su espada por los poderosos indios del norte de aquel universo lejano.
Poco a poco fue armando su pequeña carpa y recogiendo leños para preparar una pequeña fogata que lo abrigue y le dé claridad a esa noche que poco a poco solo dejaba oscuridad y llenaba de rugidos y sonidos de los más extraños a su alrededor.
Al correr de la noche noto como el frío del bosque dejaba caer el rocío sobre las hojas y como el rugir de las fieras mermaba, donde solo se empezaba a poder escuchar los árboles meciéndose por el viento...
Frente a tanta quietud repentina, acerco su Escopeta cerca de él y una risa muy lejana lo alerto de inmediato.
Comenzó a percibir como ese,ji ji ji ji, se iba haciendo mas fuerte y más cercano, como de repente el viento mermaba y solo diferenciaba de ese ji ji ji ji el aullido de los lobos a lo lejos, vio como las estrellas se iban colmando de nubes que poco a poco oscurecían todo aun mas y de repente en un abrir y cerrar de ojos sintió ese ji ji ji ji muy cerca suyo acompañado de un silbido como de turbina de avión que parecía pasar razante sobre su cabeza y un viento que logro despeinarlo apago las llamas frente a el...
El silencio colmo todo el paraje y una escalofrío corrió por su espalda.
Silencio, solo silencio y oscuridad a todo su alrededor...
Y de pronto todo se ilumino y frente a el estaba ella, la Bruja Negra del Pantano iluminando su lúgubre rostro granoso con su vara de poder maligno y esbozando esa sonrisa cruel y esa insoportable risa y solo se escucho en ese momento el insoportable ji ji ji ji.
Lovaldo inmutable y lleno de valor, levanto su ceja izquierda y solo se percibió su típica mueca y clavo su mirada penetrante en los oscuros ojos de la Bruja que no paraba de reírse hasta ese momento que Lovaldo poso su mirada en ella.
- Como te atreves a mirarme de ese modo y acampar en mis domiños – dice la bruja
- He venido aquí a terminar con tu maldad – dice Lovaldo
- Ji ji ji ji y quien te piensas que eres tu soldadito para poder terminar conmigo, La Poderosa y magnánima Bruja Del Pantano –
- Soy el soldado Lovaldo, poderoso guerrero y defensor de los débiles y llevo conmigo el valor y la magia suficiente para derrotarte –
Luego de pronunciar su nombre la bruja titubeo por un momento y se vio como su labio inferior parecía temblar y como trago saliva para no titubear al escuchar ese al soldado hablar, la Bruja por primera ves tenia un adversario digno.
- Que pasa Vieja Bruja, algo que dije callo tu risa y te a dejado sin aliento ¿?-
- Como te atreves a hablarme así, he escuchado de ti, he escuchado como destruiste el mal en miles de universos, pero este es mi mundo y no hay lugar para ti aquí –
Lovaldo, esbozo una sonrisa socarrona y dijo
- Tu tiempo y tu reino de codicia tendrá fin en este preciso instante, pondré fin a tu maldad, así que prepárate a morir horrible Bruja –
La Bruja del Pantano levanto su Vara al cielo nublado y rayos y centellas se vieron e iluminaron aun más el firmamento, sus ojos oscuros se tiñeron de un color rojo fuego, a lo que Lovaldo alertado por la situación ya con su arma cargada se puso en guardia y listo para la acción.
- Soldado Lovaldo, hoy será tu Fin, veras todo mi poder _ dijo la Bruja
- Dudo mucho de eso, Te haré Puré, te haré papilla y te dejare destruida como un gran pedo liquido en el aire. Una frase que siempre le gustaba decir al Soldado lovaldo antes de una batalla.
- La bruja enfurecida tiro un rayo hacia Lovaldo, que para esquivarlo tuvo que dar un gran salto y al mismo tiempo que se elevaba casi a 3 metros de altura con una destreza increíble disparo su escopeta de triple caño hacia la Bruja donde logro herirla en la mano que sostenía la Vara, haciéndola trastabillar y despojándola de la misma.
Lovaldo realizo una maniobra rápida para patear la Vara alejándola de la magia de ese cetro oscuro y fuente de gran parte de su poder.
El silencio volvió a cobrar vida en el bosque y se podía escuchar solamente la respiración agitada de Lovaldo y el gemido mezclado con su particular ji ji ji ji de la Bruja.
- - Me haz hecho enfadar Soldadito – dijo la Bruja – Ahora veras que no necesito de mi vara para destruirte- y seguido de eso su cuerpo empezó a transformarse y cobrar altura, una nube de polvo invadió el lugar y en pocos segundos el soldado tenia frente a el un enorme dragón con 7 cabezas que gruñían y destilaban fuego.
Lovaldo disparo unas diez veces su escopeta hasta quedarse sin municiones, puj puj puj y se dio cuenta que no lograba hacerle ningún daño
El terrible dragón descargo sus llamas hacia Lovaldo arrojándolo contra los árboles, hiriéndolo gravemente, pero el valor de este soldado era tan grande que no había llegado tan lejos para dejarse vencer tan fácilmente, recordó en ese instante todas sus travesías, todas sus aventuras y todo lo que había aprendido de los Indios del Norte y de la promesa que había hecho, todo eso lo hizo sentir fuerte y recordó la espada delos Indios, ese tesoro tan preciado, ese tesoro tan mágico.
De entre los restos de cenizas y árboles caído se vio como la figura del soldado avanzaba con ímpetu y energía con su espada dorada a gran velocidad hacia la temible bestia, comenzó una lucha feroz donde la espada cercenaba una y otra ves cada cabeza del adefesio maligno, poco a poco el cansancio los fue agotando y las heridas hacían sus movimientos cada ves más lentos, la bestia tomo forma de bruja, y la misma ya casi sin fuerzas fue cayendo al piso y con ella las estrellas empezaron a cobrar luz y las nubes a desaparecer, la Bruja estaba muriendo poco a poco, Lovaldo frente a ella y con su espada empuñada con ambas manos dio fin a la Bruja Del Pantano y las luces del amanecer llegaron, así como una tenue brisa que transformo a los Restos del a Bruja en cenizas que el viento se llevo lentamente.
Agotado, pero lleno de alegría el soldado Lovaldo emprendió su viaje de regreso, y mirando hacia el horizonte de aquel universo, pensó su promesa cumplida, sintió el agradecieminto lejano de los que había ayudado y su corazón se lleno de energía nuevamente.
Dicen los que alguna ves los que conocieron que esa no fue su ultima batalla, que a peleado centenares de luchas contra la injusticia y el mal en muchos universos, yo seguiré recopilando esas historias y tratare de seguirle los pasos a este valiente personaje para que todo el mundo y todo el universo conozca, las maravillosas historias del Soldado Lovaldo.
Fin
HUGO MIRAGLIA
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